En catalogación
César Manrique Cabrera (1919-1992) fue un destacado artista, arquitecto y activista español, nacido en Lanzarote, Islas Canarias. Es reconocido por su influencia en el campo del arte, la arquitectura y la preservación del entorno natural de su tierra natal.
Manrique se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y luego viajó a Nueva York, donde tuvo la oportunidad de conocer a influyentes artistas y desarrollar su estilo propio. A lo largo de su carrera, exploró diferentes disciplinas artísticas, como la pintura, la escultura, la arquitectura, el diseño de interiores y el paisajismo.
Sin embargo, uno de los mayores logros de Manrique fue su labor en la conservación del patrimonio natural y cultural de Lanzarote. Promovió un enfoque de desarrollo sostenible y respetuoso con el entorno, fusionando el arte y la naturaleza. Fue un defensor de la integración de la arquitectura en el paisaje, utilizando materiales y técnicas tradicionales en armonía con el entorno volcánico de la isla.
Entre sus obras más conocidas se encuentran los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote, como el Jameos del Agua y el Mirador del Río, que combinan el arte, la arquitectura y la conservación del medio ambiente.
César Manrique dejó un importante legado en el mundo del arte y la preservación del entorno natural, siendo reconocido tanto a nivel nacional como internacional. Su trabajo ha dejado una marca indeleble en Lanzarote y continúa inspirando a generaciones futuras en la búsqueda de un equilibrio armonioso entre el ser humano y la naturaleza.
César Manrique fue amigo de Vicente Marín y visitó Bretún. De aquella visitas conservamos una carta manuscrita:
Lo más sorprendente todavía en España, es encontrar pueblos de distribución, volúmenes estilo y calidad de una belleza difícil de creer. Da la impresión de una realidad programada por grandes artistas llenos de fantasías.
Sentí una profunda pena y alegría por mi descubrimiento de encontrar algo tan ejemplar como planificación y darme cuenta de un abandono total.
Bretún que hasta su nombre es fascinante, se podría hacer en cualquier país civilizado algo de un lujo realmente fuera de toda catalogación.
España es un país lleno de monumentos abandonados por la ignorancia. Da friolera no poner en evidencia esta gran creación de espacios, para orgullo de nuestra cultura y de una sensibilidad de pueblos que sabían por instinto lo que querían.
Y ya para colmar mi asombro han sido el hallazgo de las huellas de animales que hace millones de años por que el paraje pasaban dejando huellas imborrables.
Al final un complemento del agua derramándose por pequeños barrancos de una pureza y belleza difícil de encontrar como conjunto totalizador.
César Manrique
Un abrazo para los seres que luchan por el medio en donde se desarrolla la vida.
26-5-87